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La influencia de los medios de comunicación, el caso de las elecciones del 2010, Zacatecas (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

La estática describe a la opinión
pública en un momento particular, efectuando un corte
transversal del fenómeno, como si se sacara una
fotografía en un momento determinado. La dinámica,
a diferencia de la fotografía, la concibe como un modelo
evolutivo, como si fuera una película. La idea de
opinión pública debe partir de un sujeto, objeto y
ámbito que expresa un colectivo que tenga la capacidad de
manifestarse acerca de un objeto de origen público o
privado, pero de exposición pública, en un
ámbito socialmente visible, que se da principalmente a
través de los medios de comunicación, a medida que
evolucionan los mismos hasta llegar al predominio de la
televisión. Es este recorrido el que da pie al surgimiento
de teorías respecto de la construcción de la
opinión pública desde el interés de la
política, aunque no siempre en pos de la democracia ni
mucho menos de la libertad, como puede verse a
continuación.

2.3 Las teorías del impacto directo: el modelo
hipodérmico de la comunicación de masas

Se empieza a desarrollar desde el enfoque conductista en
el siglo XIX y XX, esencialmente en la primera guerra mundial a
través de la "teoría de la bala mágica",
—denominada de esa manera en clara alusión a la
supuesta facilidad de persuadir a la audiencia cuando la
propaganda da en el blanco—, y que luego recibirá
otros nombres como la teoría de la aguja
hipodérmica o teoría de la transmisión en
cadena. El modelo hipodérmico de la comunicación
supone que los mensajes producirán un efecto de
persuasión directo, instantáneo, homogéneo,
masivo sobre las actitudes y conductas de los receptores de la
comunicación; dejando de lado, el pensar del ser humano.
Se trata de mecanismos de la comunicación de masas que
pretenden manipular la voluntad de los individuos, como lo
detecta Giovanni Sartori, quien afirma:

El Homo sapiens es, o se ha desarrollado hasta ser, un
animal lector, capaz de hacer abstracciones, cuya
compresión (inteligencia, intelligere) va mas allá
de su vista, y realidad tiene poca relación con lo que ve.
Pero el Homo sapiens está en proceso de ser desplazado por
el Homo videns, un animal fabricado por la televisión cuya
mente ya no es conformada por conceptos, por elaboraciones
mentales, sino por imágenes.[25]

En este apartado queda plasmado cómo los medios
de comunicación influyen en la población, por
ejemplo, en el resultado de una guerra con marcianos. En Estados
Unidos, la noche del 30 de octubre de 1938, Orson Wells
influyó a través de la radio en el pensamiento del
ser humano, en un radio-drama describió de manera muy
realista una ficticia invasión marciana a la tierra que
amenazaba a toda la civilización. Con un realismo
excepcional, esta clasificación no solo indica de
qué manera reacciona determinado individuo, sino que
también nos dice algo que atañe a sus intenciones y
capacidad, en el ejemplo se desplaza el papel que tiene la
televisión hoy a la radio, pero en esencia el mensaje es
el mismo. Este desplazamiento, les ha sido de la mayor utilidad a
quienes manejan la política en beneficio propio, porque
como lo sostiene el mismo Sartori:

El público de la televisión es, desde este
punto de vista, un público que desconoce la
información y que está mal informado. La
televisión si llega a un público numeroso, pero sus
imágenes visuales, la forma en que presenta las noticias,
proporciona la apariencia, no la esencia de la
información. A más gente se le da menos, y
más superficialmente. Del mismo modo, el público se
le proporciona información emotiva, merced a
imágenes que producen compasión o enojo, que
temperamentalmente agravan los problemas hasta hacer imposible su
solución. No veo ningún beneficio en
esto.[26]

Sartori pone en evidencia la perversión del uso
de los medios, cuando se trata de inducir la opinión
pública:

Mucho es farsa y trampa. La persona a la que se le hace
una pregunta en una entrevista casual no representa una muestra
de nada, estadísticamente no representa nada, y cuando se
trata de asuntos importantes esta clase de televisión
funciona ante todo como una amplificadora y multiplicadora de
estupideces. Las encuestas tampoco revelan "la voz del pueblo":
mas bien, revelan la voz de los medios de comunicación en
el pueblo; en gran medida son un efecto reflejo de lo que dicen
los medios de comunicación.[27]

2.4 El modelo de los "efectos mínimos o limitados"
de la comunicación de masas

En la década de los treinta se habló de un
cambio de paradigma en el manejo de los medios masivos de
comunicación, autores como Pavlov[28]y
Watson[29]utilizaron el cognitivismo o
psicología del aprendizaje desde el punto de vista de la
comunicación de masas; bajo la consideración de que
los mas media son mecanismos a través de los cuales se
transmiten ideas a enormes audiencias. Este enfoque parte de tres
conceptos cruciales: las actitudes, el papel de los grupos
sociales y la selectividad de las funciones cognitivas, en
relación con los partidos políticos.

En esa interrelación, la actitud de los
ciudadanos se define como una tendencia psicológica que se
expresa en la evaluación que una persona realiza, con
algún grado de positividad o negatividad, de algún
objeto o entidad particular. A través de un esquema lineal
estímulo-respuesta, psicología de las actitudes, la
información no es recibida por individuos psicosocialmente
aislados, sino por personas que forman parte de grupos sociales o
comunidades más amplias, que comparten ciertas
cosmovisiones y formas de ver la vida en elecciones
democráticas.

Ahí es donde cobra importancia el surgimiento de
los partidos políticos de manera concomitante con los
procesos electorales, tal como subraya Dieter Nohlen:

Las elecciones constituyen la base del concepto
democrático liberal. Según la teoría
democrática liberal, los líderes políticos
de un país deben ser designados mediante elecciones. Este
enfoque parte de la estrecha relación definitoria entre
elecciones y democracia: sin elecciones, sin la abierta
competencia por el poder entre fuerzas sociales y agrupaciones
políticas, no hay
democracia.[30]

De acuerdo con Orlando D" Adamo: "El modelo de los
efectos mínimos o limitados sostiene que las
comunicaciones de los medios masivos principalmente refuerzan las
actitudes preexistentes que mantiene un
individuo".[31] De manera que, bajo ese principio
los medios masivos de comunicación estarían
pugnando por mantener el statu quo. Dicha función de los
medios encuentra lógica en los países
desarrollados, toda vez que no habría motivo para impulsar
un cambio desde los sectores explotados, pues como dice Robert
Dahl:

Las democracias poseen también por lo general
otras ventajas económicas sobre la mayoría de los
países no democráticos. En primer lugar, los
países democráticos promueven la educación
de sus pueblos; y una fuerza de trabajo instruida contribuye a la
innovación y al crecimiento económico.
Además, el respeto a la ley generalmente se implanta con
mayor fuerza en los países democráticos; los
tribunales son más independientes; los derechos de
propiedad gozan de mayor protección; los acuerdos
contractuales se hacen respetar más eficazmente; y es
menos probable la intervención arbitraria en la vida
económica por parte del gobierno y de los partidos
políticos.[32]

La anterior afirmación se soporta en algunos
estudios que hablan sobre lo que han denominado doble flujo de la
comunicación; en ellos se intenta demostrar cómo
las personas pertenecientes a distintas categorías
socio-demográficas, seleccionaban de los medios de
comunicación información diferente vinculada a los
comicios. Los datos rescatados apuntaron en una dirección
distinta a la esperada: indicaban que algunas personas
tendían más al intercambio de ideas con otras
personas que al uso directo de los medios de comunicación
de masas en la esfera pública. Se advierte así una
diferencia en el razonamiento. Como también lo refiere
Roger Chartier:

El uso crítico de la razón ya no
está frenado por el respeto debido a la autoridad
religiosa o política, como lo estaba el de la duda
metódica. Con la nueva esfera pública
política se suprime la separación instituida por
Descartes entre las creencias y la obediencia obligadas, por un
lado, y por el otro, las opiniones, que legítimamente
pueden ser cuestionadas. [33]

Otra muestra de la "necesidad" del uso de los medios
para inducir la opinión pública, es que los
líderes de opinión juegan un rol especial en la red
de relaciones personales; las ideas a menudo fluyen desde la
radio y la prensa hacia los líderes de opinión y
desde ellos hacia los sectores de la población menos
activos; las personas que leen-escuchan solían ser
aquellas que tenían unas opiniones y filiaciones
políticas bien establecidas. Los líderes
cosmopolitas suelen ser muy selectivos en sus redes de relaciones
personales, han pasado gran parte de su vida fuera de la
comunidad, además poseen un conjunto de conocimientos,
habilidades o capacidades específicas que los legitiman
como expertos, aunque solo en áreas específicas y
tienen que llegar a la ciudadanía joven. Entonces los
medios ponen a los líderes como conocedores de todos los
problemas, pero que hacen mención solo de aquello que
conviene a sus propios intereses.

El autor Giovanni Sartori sostiene que, cuando la
opinión pública se informaba principalmente a
través de los periódicos, el equilibrio entre
opinión autónoma y opiniones heterónomas
estaba garantizado por la existencia de una prensa libre y
múltiple. Fue la televisión la que modificó
la naturaleza del proceso de formación de la
opinión pública, la cascada ya no descansa en
lagunas sino que caía con su fuerza arrolladora, con todo
el poder de la imagen sobre los individuos. Este medio de
comunicación no permite la existencia de reequilibrio ni
retroacciones ni la presencia de múltiples líderes
de opinión que posibilitan evaluar mejor las
percepciones.

El mensaje político se adecúa y se
adecuará cada vez más al formato del show
televisivo. El éxito en los medios vale como certificado
de aptitud profesional y, así una persona sin trayectoria
política podría terminar ocupando alguna
posición en el Estado, dado que bajo la forma de toda
persona hay un ministro potencial. Los partidos políticos
han optado en muchos casos por reclutar a celebridades
provenientes de diferentes ámbitos con el afán de
asegurarse la victoria en la contienda electoral.

Una de las consecuencias que tiene lugar en los
países donde la gente pierde confianza y decae la imagen
positiva de los partidos políticos es que se desplaza la
oferta tradicional de grandes aspiraciones, propósitos y
principios hacia una oferta que hace énfasis en atractivos
individuales, exaltando atributos personales como honestidad,
confianza o capacidad de liderazgo y lo que actualmente
prevalece: la imagen del candidato. Se trata pues, de una
manipulación que pretende hacer a un lado el sentido real
de la opinión ciudadana, ya que como se establece en el
Diccionario Electoral:

La opinión pública, por el contrario, es
una noción cualitativa, es una opinión
pública autorizada, es una opinión pública
que se pública. Incluso para algunos autores la
opinión pública es la de una minoría que
tiene medios específicos y directos para hacerse
oír por el público, a través de los voceros
de opinión pública. La opinión
pública es una dimensión del poder político.
En esta medida los medios (de comunicación) pueden
desempeñar un papel reforzador de la legitimidad o
cuestionador de la misma.[34]

2.5 La influencia de la televisión en la cultura de
la sociedad.

En este segmento se revisan algunas ideas sobre la
influencia de los medios de comunicación en el pensamiento
del ser humano. Se trata de un estudio desarrollado por los
especialistas Gerbner y Neumann,[35] a
través de lo que ellos llaman la espiral del silencio y
los medios de comunicación de masas.

Es un análisis que dice cómo se indaga en
los contenidos televisivos el sistema de mensajes, donde se
examina la realidad y lo institucional, que explora a su vez
cómo se producen y distribuyen los discursos, por medio de
una margen de diferencia entre las concepciones de la realidad
que elaboran los espectadores más ávidos en
comparación con los espectadores menos asiduos dentro de
los mismos subgrupos demográficos. Todos estos
razonamientos están relacionados con el uso de los medios
de comunicación desde y para la política, tema que
está estrechamente conectado con aquel otro denominado
marketing político.

En la actualidad el marketing político se
encuentra en boga, pues se despliega desde los medios de
comunicación a los partidos políticos, los cuales
tienen acceso, recursos económicos, apoyo, prestigio y
pueden lograr la obtención del voto a favor de una
persona; incluso tienen el poder de dejar de lado a los
candidatos o lo que comúnmente se conocía como
campaña electoral. El marketing político es lo que
prevalece. Para el joven político que busca aspiraciones
en un puesto de elección popular, el Estado tiende a
garantizar su estabilidad.

El marketing político cobra importancia a partir
de la década de los sesenta del siglo pasado. En ese
entonces George Gerbner desarrolló una
investigación de los medios de comunicación a
través de los mensajes emitidos en la televisión,
comenzando con el estudio de la violencia televisiva, la
demografía retratada, los estereotipos de género y
las orientaciones políticas. Con estas ideas se
empezó a generar el concepto que refiere la
contribución independiente que realiza la
televisión a las concepciones que los televidentes se
forman del universo social, gracias a la exposición
sistemática y acumulativamente, Orlando D` Adamo y otros
lo explican así: "La noción de cultivo se refiere a
la contribución independiente que aporta la
televisión a las concepciones que las personas se forman
del mundo social como producto de una exposición
sistemática, acumulativa y de largo plazo a sus
contenidos".[36]

Dada la prolongación de los periodos de tiempo a
sus contenidos y sistemas de mensajes que son estables,
repetitivos y que además se dirigen a la
perpetuación del mantenimiento de las estructuras sociales
vigentes de valores, creencias y orientaciones dominantes (que
cultivan una determinada manera de comprender a la sociedad), la
televisión cumple una función de
reproducción ideológica. Para efectos de esta
explicación "la televisión se define como un
sistema centralizado para narrar historias, cuyos dramas,
programas informativos y publicidades forman un sistema coherente
de imágenes y mensajes que penetran en los hogares".
[37]

Este estudio da a conocer cómo la
televisión influye en el pensamiento del ser humano, en su
quehacer cotidiano, en aspectos económicos, culturales,
sociales y especialmente políticos; puesto que a la hora
de emitir el voto, el ciudadano tiene cierta influencia
televisiva por cierto candidato, que repercute en la democracia
anhelada, que es ya utópica debido a la influencia de
dicho medio en nuestra sociedad. Esa influencia ha sido bautizada
como tele-democracia.

Tal acontecimiento sucede por una fuerte razón,
en una encuesta que realizó Gerbner en Estados Unidos se
comprobó que los estadounidenses (de forma similar a los
mexicanos) ven en promedio siete horas diarias de
televisión y, que a partir de los dos años de edad,
las personas ven al menos tres horas de programación
diaria; ello muestra que la televisión es la principal
fuente de cultura cotidiana para poblaciones diversas y
heterogéneas. El sistema de mensajes en la
televisión es altamente uniforme y tiende a reforzar los
valores convencionales, por tanto el público realiza un
uso ritualista y poco selectivo; se impone una rutina y no se
opone ninguna resistencia a tales o cuales mensajes, por lo que
los mensajes políticos penetran igual que cualquier otro
de índole diferente.

Ahora bien, Gerbner para sacar sus conclusiones tuvo que
seguir un procedimiento bastante minucioso, desarrolló
tres líneas: 1. Análisis institucional de los
medios, 2. Desmenuzamiento del sistema de mensajes y 3.
Análisis del cultivo. El primer tema se aboca a la
exploración de la producción y distribución
de los mensajes de la televisión; el segundo sistema de
mensajes se orienta a descubrir qué modelo de la realidad
difunde la televisión, así como las orientaciones
ideológicas que lo subyacen; por su parte el
análisis de cultivo intenta determinar si los contenidos
televisivos influyen sobre la percepción pública:
se presume que hay una superposición entre las
definiciones de la realidad social brindadas por la
televisión y las que realizan los televidentes, más
aun utilizando las nuevas tecnologías.

El poder de la televisión ha impactado demasiado
a la política, que de acuerdo con Antonio-Enrique
Pérez Luño:

Las NT, en particular la informática, han
revolucionado las estrategias tendentes a la captación del
sufragio democrático. Gracias a la informática, los
partidos políticos pueden diseñar unas
campañas y elaborar unos programas que conecten con los
deseos, necesidades y expectativas de los futuros
votantes.[38]

De acuerdo con Orlando D" Adamo existen 3 clases de
televidentes que explican el comportamiento de los
medios:

1.- Los espectadores blandos o ligeros, definidos como
quienes se exponen a la televisión menos de dos horas
diarias.

2.- Los telespectadores moderados o medios, que son
quienes ven la televisión entre dos y cuatro horas por
día.

3.- Los televidentes duros o ávidos, grupo
constituido por las personas que ven más de cuatro horas
diarias de televisión.[39]

Para los objetivos de este análisis es
fundamental saber qué impacto produce la exposición
a la televisión sobre las concepciones de la realidad
social elaboradas por el público. Esto lo aclara el
denominado diferencial de aculturación o cultivo
diferencial, el cual se define como el margen de diferencia entre
las concepciones de la realidad que elaboran los espectadores
más ávidos en comparación a los espectadores
menos asiduos dentro de los mismos subgrupos geográficos.
Puede decirse que la incursión de la televisión en
los procesos electorales tiene dos vertientes que deben ser
dimensionadas: por un lado, se facilita el quehacer de los
políticos en tanto que se reduce la distancia entre
gobernantes y gobernados, entre candidatos y electores, lo que
podría aligerar el camino de la democracia; por otro lado,
es evidente que se vuelve extremadamente fácil la
manipulación de las mayorías para cualquier
objetivo. Sobre la primera posibilidad, dice Pérez
Luño:

Las NT permiten dinamizar y flexibilizar los cauces de
la representación política, que habían
mantenido una rígida estructura anclada en el modelo
decimonónico en el que comenzó el ejercicio del
sufragio universal. Al propio tiempo, los nuevos medios de
comunicación y audiovisuales, en especial la
televisión, han permitido una aproximación entre
candidatos y electores antes impensables. Por medio de la
televisión, quienes concurren a los comicios dejan de ser
unos personajes lejanos. A través de su continua presencia
en la pequeña pantalla se convierten en figuras familiares
de la cotidianeidad de quienes van a ser sus futuros votantes.
Todo ello conduce a una adaptación de la democracia
representativa a las exigencias propias de las sociedades
informatizadas del presente y, en definitiva, a posibilitar la
eficiencia de los procesos políticos de la democracia
representativa parlamentaria (Perry, 1986: 102 ss. Y 175
ss.).[40]

En la segunda perspectiva se tiene por cierto que la
televisión influye sobre las actitudes, creencias y
orientaciones políticas de la población, en las que
el análisis del sistema de mensajes pone en evidencia que
la misma televisión tiende a la reproducción de los
valores más convencionales o conservadores y que, por
efecto de "mainstreaming" (la incorporación de), las
personas los decodifican como valores de "centro", cuando en
realidad son de "centro derecha". Estos resultados los aprovechan
quienes tienen el poder de manejar los medios como la
televisión.[41] Orlando D" Adamo precisa la
tendencia de los políticos a aprovechar la
penetración de los medios, partiendo de los experimentos
que al respecto se han hecho, él dice:

Los televidentes duros se definen como liberales o
conservadores se parecen mucho más entre sí de lo
que se asemejan quienes se autodefinen políticamente con
alguna de esas etiquetas entre los aspectos ligeros o blandos. A
nuestro criterio, el hecho de que en la actualidad los partidos
políticos, al utilizar la comunicación de masas,
muchas veces persigan como objetivo "cruzar" transversalmente el
centro político para captar al mayor electorado posible
alimentan aun más la tendencia
comentada.[42]

En el aspecto positivo se logra armar instrumentos
útiles como la ingeniería electoral mediante el uso
de la informática, Pérez Luño
expone:

Los procesos de participación política a
través de la democracia representativa pueden explicarse a
partir de un sistema cibernético cuyo terminó
inicial o de entrada (input) se halla representado por los
programas de los partidos políticos (P). Dichos programas
serían procesados y divulgados por medio de las distintas
aplicaciones de las NT, que los transmitirían, en el
proceso de salida del sistema (output), a la opinión
pública (OP). El sistema cibernético
procesaría también las repercusiones, reacciones y
respuestas de la OP, actitudes que, una vez procesadas por la
retroalimentación (feed-back), se transmitirían a
los partidos políticos con el fin de que pudieran reciclar
sus programas en consonancia con las respuestas recibidas de la
OP.[43]

Por el contrario, la alta exposición a la
televisión produce un proceso de homogeneización de
actitudes y creencias porque los individuos adoptan los puntos de
vista de la corriente dominante o "mainstream" (corriente
principal), este indica que los televidentes duros
tenderán a anular las diferencias derivadas de la variedad
cultural, social y política de los grupos a los que
pertenecen. Esto es, se diluyen las identidades de la pertenencia
social y se abre la puerta para la
manipulación.

2.5.1 La espiral del silencio

La denominada "hipótesis del silencio" postula
que la gente tiende a comentar en público sus opiniones
cuando considera que coinciden con las de la mayoría y
que, en cambio, enmudece cuando cree que son minoritarias. La
autora Nolle Neumann propone que el clima de opinión
depende de quien hable y de quien permanezca en silencio. La
teoría de la espiral se basa en cuatro supuestos
relacionados entre sí que, por estarlo
proporcionarían una explicación de la
formación, mantenimiento y modificación de la
opinión pública. De acuerdo con Orlando D" Adamo,
esos supuestos son:

1. La sociedad amenaza a los individuos desviados con el
aislamiento.

2. Los individuos experimentan un continuo miedo al
aislamiento.

3. El miedo al aislamiento hace que los individuos
intenten evaluar continuamente el clima de
opinión.

4. Los resultados de esa evaluación influyen en
el comportamiento en público, especialmente en la
expresión pública o el ocultamiento de las
opiniones.[44]

El objetivo de dichas hipótesis es probar
empíricamente el sentido cuasiestadístico o
supuesto de que las personas captan intuitivamente el grado
relativo de aceptación de opiniones contrapuestas sobre un
tema que la sociedad emite. Esto se comprobó a
través de los diferentes test que se realizaron para medir
y comprobar la influencia que generan los medios de
comunicación en el pensamiento de los ciudadanos. Giovanni
Sartori citado por Pérez Luño:

En su obra Homo videns expresa abiertamente su temor de
que la telepolítica, en lugar de contribuir a la madurez
de los ciudadanos, debilité su responsabilidad
política. El flujo de informaciones y su crecimiento
cuantitativo no se están traduciendo en la
ampliación del conocimiento ni en el desarrollo de la
capacidad crítica de los ciudadanos. La televisión,
en opinión de Sartori, [empobrece drásticamente la
información y la formación de ciudadano]
[…], el video-ser desactiva nuestra capacidad de
comprender los problemas y afrontarlos racionalmente].
[45]

Desgraciadamente la videopolítica no está
contribuyendo a formar ciudadanos que requiere nuestra actual
democracia, la expectativa se encuentra truncada por la nula
formación que realizan nuestras instituciones electorales
y por los partidos políticos.

Sartori responsabiliza a los nuevos medios
tecnológicos y en particular, a la televisión de
haber creado un post pensamiento que supone la anulación
del pensamiento crítico. Sartori denomina a quienes hoy
detentan las NT de la información de la información
*hombres-bestias* y los acusa de exaltar una *comunicación
perene* que incapacita para *articular ideas claras y
diferentes*. Lejos de formar ciudadanos libres y responsables,
las NT han promovido una *lumpernintelligentia, un proletariado
intelectual sin ninguna conciencia
intelectual.[46]

Puede afirmarse que la teoría de la "espiral del
silencio" sin lugar a dudas es uno de los fundamentos para el uso
político de la televisión, toda vez que se
interpreta como una situación, donde las personas
comienzan a comprobar que una opinión gana predominio y
surge la tendencia de que todo el mundo va a pensar igual. Su
carácter de público y la atención que le
presta la gente dota, a su vez, de fuerza a la espiral. Los
medios de comunicación crean opinión pública
al hablar de ciertos temas y al resistirse a tocar otros. Todo
esto conduce a un fenómeno llamado "los kingmakers" o
hacedores de reyes. De tal suerte que, refiriéndose a las
elecciones presidenciales, los candidatos que reciben mayor
cobertura informativa favorable tienen mayores posibilidades de
triunfar y los candidatos que no reciben cobertura
periodística están condenados al fracaso. No
obstante, se trata de una visión corta de lo que debe ser
la democracia, y en particular, de lo que es el proceso de
legitimación de los gobernantes, pues como lo
señala Pérez Luño:

Un régimen democrático se institucionaliza
si el pueblo y sus dirigentes, en porcentajes elevados, valoran
sus instituciones, se someten a sus procedimientos, comparten los
principios de la comunidad política, creen que el sistema
es legitimo, respetan las discrepancias, tienen una visión
común del interés público, superan las
diferencias mediante acuerdos, cumplen con los mandatos de la
ley, acatan las órdenes de las autoridades y contribuyen
al logro de los objetivos. [47]

Sin embargo, debe tenerse en cuenta que en la actualidad
los medios de comunicación constituyen la principal fuente
de observación que los individuos realizan del entorno;
transmiten ideas sobre cómo se distribuyen las frecuencias
de las diferentes opiniones, de las que son protagonistas los
periodistas, actuales líderes de opinión. Por
ejemplo, en los procesos electorales que se presentan situaciones
de división colectiva de opiniones, los medios tienen la
capacidad de generar un clima de opinión favorable para
alguna de las tendencias concurrentes.

2.6 La participación ciudadana y la
democracia

¿Qué significa
participación?
La participación o participar
significa "tomar parte", "compartir"; es decir, la
participación se refleja en el hecho de que el ser humano
tiende a participar en un entorno social de manera activa, sobre
las cuestiones que aquejan a la comunidad o región donde
existe una forma de gobierno, y principalmente tiende a dar
propuestas o posibles soluciones a la problemática que
aqueja a la población. Ello es básico para
considerar las posibilidades de la democracia, de acuerdo con
Francisco Muro González:

La participación comunitaria es la piedra angular
de la noción moderna de democracia. Es, un tanto, la
vuelta a la democracia directa, es decir, la democracia original.
La deliberación, la democracia directa es algo más
que elecciones, involucra el dialogo significativo, el debate,
las discusión en la resolución de los problemas que
conciernen a la comunidad. Una democracia deliberativa, es un
dialogo permanente entre los grupos de interés de una
comunidad acerca de las decisiones clave y las acciones que se
deben tomar al respecto. Esto es, y se subraya, la noción
de democracia deliberativa puede tener una concreción muy
específica en la democracia
local.[48]

Puede decirse que la definición es vaga, con un
cierto matiz de utopía, pero es parte de la esencia, del
ciudadano participar en los quehaceres de la forma de gobierno en
las sociedades modernas. Hay que participar, pero no como lo
maneja Jacqueline Perschard, de una manera parroquial o
súbdita, hay que emprender el vuelo, con el objeto de ser
parte medular del gobierno de manera participativa y activa.
Mauricio Merino dice: "Quien cree no participar en absoluto, en
realidad está dando un voto de confianza a quienes toman
las decisiones, un cheque en blanco para que otros actúen
en su nombre". [49]

La cita hace alusión a un grave problema que
existe, no solo a nivel local, sino nacional, debido a la falta
de principios éticos y morales, pues se deja de lado la
importancia de participar en los procesos electorales, para
preocupase poco, y principalmente, en quienes estarán a
cargo del gobierno y con ello no se genera una cultura
política participativa. Porque como lo sostiene el autor
citado, desgraciadamente aun renunciando se participa. Este
fenómeno es más grave, independientemente de la
forma que se quiera ver, si se pierde la verdadera
participación, la que se produce como un acto de voluntad
individual a favor de una acción colectiva, porque ella
debe descansar en un proceso previo de selección de
oportunidades.

Las circunstancias especificas y un conjunto de
voluntades humanas, el medio político, social y
económico, conforman el entorno que se debe tomar en
cuenta para considerar cuál es la verdadera esencia para
generar una participación ciudadana activa, pero
¿esto lo perciben así nuestros representantes?,
claro que no, solo perciben sus intereses personales. Este es un
fenómeno que se da a nivel nacional porque la clase
política lo ha descuidado, ha concentrado su
preocupación en el nivel federal sin considerar que la
estructura política se soporta desde las entidades
federativas hasta abarcar las células municipales, por lo
que conviene destacar el punto de vista de Muro González
cuando señala:

La calidad y profundidad de la vida democrática
actual son extensamente percibidas como inadecuadas, porque las
ventajas del experimento democrático tienen que ser
sentidas por los ciudadanos, además de la ceremonia de una
votación. En muchos países en vías de
democracia, el nivel local ha sido descuidado por el
énfasis que se pone en la reforma a nivel nacional, en
elecciones para los presidentes y los congresos o los
parlamentos, y la creación de nuevas instituciones y
procesos políticos que se generan exclusivamente a nivel
de la capital del país.[50]

Ahora bien, la participación sucede en un tiempo,
un acto social colectivo y el producto de una decisión
personal, la cual tiene la mayor trascendencia que debe ser
tomada en cuenta, porque como lo observa Fernando Savater: "La
política no es más que el conjunto de razones que
tienen los individuos para obedecer o para
sublevarse".[51]

Siempre hay por lo menos un liderazgo y algunos que
aportan más que otros. La verdadera política cuenta
con un razonamiento crítico constructivo para dar
solución a los problemas que aquejan la vida cotidiana del
ciudadano. Si efectivamente existiera el entendimiento del
significado de política en nuestra entidad
saldríamos del subdesarrollo hacia el desarrollo de la
región. Pero surge la confrontación de opiniones,
de necesidades, de intereses o expectativas individuales frente a
las que ofrece un conjunto de seres humanos reunidos. Se debe
participar para corregir los defectos de la representación
política que supone la democracia, pero también
para influir en las decisiones de quienes nos representan y para
asegurar que esas decisiones realmente obedecen a las demandas,
las carencias y las expectativas de los distintos grupos que
integran una nación.

En todo caso, puede comprenderse que la
participación no existe de manera perfecta para todos los
individuos y para todos los casos posibles y que la verdadera
representación no puede existir en la democracia sin el
auxilio más elemental de la participación
ciudadana, es decir, de los votos del pueblo. Se trata de una
búsqueda permanente porque ninguna representación
democrática puede darse sin la participación de los
electores, si se acata la máxima de: "La
participación entendida como forma de controlar y moderar
el poder inevitablemente otorgado a los representantes
políticos".[52]

Sin participación sencillamente la democracia no
existiría. Actualmente y a decir verdad no existe, aunque
se dé una cierta participación. Existen intereses
personales y algunos de índole parcial-colectivos que
destrozan la voluntad del pueblo, el cual pide respeto en los
procesos electorales, esto es, cuando menos respetar las normas o
reglas del juego, para poder hablar de democracia.

¿Qué se entiende por democracia?
Aristóteles empezó a utilizar los términos
de demagogia, oligarquía, tiranía. Los decretos del
pueblo son como los mandatos del tirano, en el año 1975
Kant señaló que la democracia era necesariamente un
despotismo porque las multitudes no están calificadas para
gobernar con la razón sino con sus impulsos, con el
instinto animal. Por su parte Jean Jacques Rousseau avizora la
democracia ideal como:

"El compromiso directo del ciudadano en
prácticamente todos los asuntos de la
comunidad…creyó que la participación de
todos los miembros de la comunidad revelaría la voluntad
general de todos y que el mejor medio de determinar la voluntad
general es la regla de mayoría
simple."[53]

Lo anterior quiere decir, que para los teóricos
del estado moderno no era viable la participación al
estilo de los clásicos. No era lo mismo entregar el poder
al pueblo —para que este lo ejerciera a través de
deliberaciones multitudinarias controladas por unos
cuantos—, que convertir al gobierno en una
república, en asunto de todos. La democracia para ellos
significaba asambleísmo, pero de una forma u otra, la
democracia en la mayoría de los países sigue siendo
una aspiración.

Es decir, siendo realistas, no existe un solo
país donde se dé la democracia plena, en todo caso
se puede sostener que existe más o menos democracia:
"Porque es cierto que hay duda sobre la representación
política, como lo sugiere Mauricio Merino: nuestros
representantes son nuestros gobernantes, y solo pueden ser
nuestros gobernantes si efectivamente nos
representan".[54]

Aunque la idea de la representación se ha
pervertido, desde que la democracia representativa de la
burguesía hizo su aparición, en el siglo XVIII fue
necesario crear parlamentos para darle curso a la
representación popular e instaurar métodos y
procedimientos para elegir a los nuevos representantes. Estos
problemas se gestaron principalmente en la calidad de la
representación del mandato imperativo, en deshacer la
confusión entre representación política de
todo el pueblo y la participación específica de
determinados grupos de interés ante el gobierno, lo que
condujo a promover preferentemente los intereses de las
diferentes fracciones de la burguesía, en el mejor de los
casos. Porque a fin de cuentas como dice el mismo Mauricio
Merino: "Los ciudadanos pueden participar en la elección
de sus representantes políticos, pero al mismo tiempo
están llamados a aceptar los resultados de los
comicios."[55]

Ello significa que deberán aceptar lo que hagan
los supuestos representantes aunque no corresponda a los
intereses del conjunto de la sociedad. Los partidos
políticos han cumplido esa misión de encumbrar a
los representantes de las diferentes fracciones de la
burguesía con un discurso que pretende hacer creer que
representan a toda la sociedad.

Por eso Norberto Bobbio señala que la verdadera
democracia ha dejado de cumplir algunas de las promesas que se
formularon en el pasado y han culpado a los partidos
políticos de haberse convertido en una de las causas
principales de esa desviación; o sea, porque se han vuelto
instrumentos de grupo. Los partidos políticos son
organizaciones diseñadas con el propósito
explícito de obtener el poder, teniendo como principio
básico en su práctica, la exclusión. Ello es
así, no obstante hay quienes se atreven a afirmar que: "La
mejor democracia es, la representativa, donde los ciudadanos
eligen entre candidatos o partidos políticos, los cuales
toman decisiones autoritarias para la comunidad entera"
[56]

Ese es un discurso que, por supuesto, les va de perlas a
los conservadores del sistema imperante. Por su lado Robert Dahl
dice que la participación que se vuelve
representación gracias al voto y se sujeta a la voluntad
popular gracias a la participación cotidiana de los
ciudadanos, esa participación se vuelve irremediablemente
un camino de doble sentido; de un lado se sirve para formar a los
órganos de gobierno, pero por otro lado es utilizada para
influir en ellos, para controlarlos y principalmente para
detenerlos. Lo cierto es que, una vez elegidos los representantes
se alejan de los electores y el control sobre ellos se queda en
el discurso de los políticos y de las teorías en
boga.

La premisa fundamental de la democracia es que el poder
dimane del pueblo, y la única forma cierta de asegurar que
esa condición se cumpla reside en el derecho al sufragio.
Ser ciudadano significa poseer una serie de derechos y
también una serie de obligaciones sociales, los que le dan
pauta a la participación política y se desenvuelven
en lo que son las formas de participación. Desde esa
perspectiva puede aceptarse que hay cuatro formas, a
saber:

1. El ejerció al voto, como derecho de votar y
ser votado.

2. Las actividades que realizan los ciudadanos en las
campañas políticas, comprendidas por los partidos
políticos, a favor de un candidato en
particular.

3. La práctica de actividades comunitarias o de
acciones colectivas dirigidas a alcanzar un fin
específico.

4. La que se deriva de un conflicto en
particular.

Ahora bien, la participación debe ser abierta sin
ningún tipo de restricción para quienes se
decidieran a participar en los procesos electorales, en caso de
que así alguien lo decidiera pueda participar apoyando a
una u otra persona obedeciendo a su libre albedrío y
acorde a la premisa de la democracia. Esto sucede en buena medida
en algunos países como los que conforman la comunidad
europea: "En aquellos países, se considera que para
efectos de reconocer una eficiente Democracia, debe haber un buen
gobierno el cual asegure el acceso a la información y que
habrá los canales suficientes para la participación
ciudadana". [57]

Pero, la mayoría de los teóricos de la
democracia capitalista descargan sus críticas sobre los
ciudadanos comunes, quienes resultan culpables de los pocos
avances que se observan. Para esos teóricos los ciudadanos
son apáticos o meros espectadores. Dicen ellos: a los
apáticos se les reconoce precisamente por su renuncia a
intervenir en cualquier asunto político, a los
espectadores se les identifica por su apertura a los
estímulos políticos de quien los representa en el
entorno, por su voluntad de participar en las elecciones, por
iniciar alguna discusión sobre temas políticos, por
intentar influir en el sentido del voto de otra persona o,
incluso, por llevar insignias que lo señalan como miembro
de algún grupo en particular.

A los que participan se les identifican como
"gladiadores". Se dice de ellos, que suelen contribuir con su
tiempo a una campaña política, participar en
algún comité electoral o en la definición de
estrategias para el grupo al que pertenecen, solicitan fondos,
aceptan candidaturas o, en definitiva, ocupan posiciones de
liderazgo en los partidos políticos, en los parlamentos o
en el gobierno.

Se elogia el papel de aquellos que se deciden a
participar, de tal grado que llega a existir un proceso entre
"espectadores y gladiadores". Para estos estudiosos los
espectadores están por convertirse en protagonistas de la
política, por sus contactos frecuentes con algún
dirigente de la vida política activa, por sus
contribuciones monetarias a la causa que tiene sus
simpatías; o por participar abiertamente en reuniones con
propósitos políticos definidos.

En el orden natural de las cosas, estimular la
participación de la gente no significa saturarla de
mensajes y discusiones, sino hacer coincidir sus intereses
individuales con un ambiente propicio a la participación
pública. De esa manera resultan ciertas formas de
participar activa y pasivamente como son: el referéndum,
cuando se trata de preguntas de ciertas decisiones que
podrían modificar la dinámica del gobierno, o las
relaciones del régimen con la sociedad; el plebiscito, que
propone a la sociedad la elección entre dos posibles
alternativas; la iniciativa popular y el derecho de
petición, que abren la posibilidad de que los ciudadanos
organizados participen directamente en el proceso legislativo y
en la forma de actuación de los poderes ejecutivos; el
derecho de revocación del mandato o de reclamación,
procedimiento de audiencia pública; el derecho a la
información; la consulta popular y la organización
de cabildos abiertos, como conductos de comunicación entre
sociedad y gobierno.

Dentro de ese marco de acciones se puede coincidir con
Mauricio Merino cuando señala que:

La mejor participación ciudadana en la
democracia, no es solo la que se mantiene alerta; sino toda la
que se propicia cuando es necesario impedir las desviaciones de
quienes tienen la responsabilidad del gobierno para impulsar
demandas justas que no son atendidas con la debida
profundidad.[58]

Aldous Huxley comenta que un gobierno tiránico y
con extractos sociales inamovibles sería una dictadura.
Para evitar ese extremo, siempre es necesaria la
participación ciudadana para cambiar de rumbo cuando los
signos de la tiranía se asoman. Se hace necesario entonces
escuchar las advertencias como la siguiente:

Un obstáculo clave a la explotación de los
potenciales de la e-democracia es entre otros, la resistencia de
las administraciones y de los representantes políticos a
conceder un papel decisivo a la sociedad civil en el gobierno
local. Por otra parte, no siempre la población local se
interesa tanto en participar en los procesos de desarrollo
colectivo, aunque esta oportunidad le sea ofrecida, lo que
refleja la individualización de la sociedad y una especie
de mentalidad postmoderna.[59]

Es obvio que aquí se llama la atención
sobre la tendencia actual de la sociedad hacia el individualismo
y el desprecio de los lazos de solidaridad. Una buena manera de
estimular la participación ciudadana es el diseño y
aplicación de políticas públicas con el
involucramiento de los ciudadanos. En tanto que el Estado
también debe implementar una intervención
redistributiva directa, más allá de dejar solos a
los ciudadanos para que participen en la política de
manera abstracta. Esto es así, por que como dice Richard
Rose: las políticas públicas unen lo que las
constituciones separan, si los reyes soberanos solo respondieran
ante Dios, los representantes políticos del Estado moderno
han de responder ante el pueblo que los nombró.

Una de las vías que cada vez cobra mayor
importancia para la participación ciudadana es la
informática, concretamente el internet. Por ese
medio:

La e-democracia tiene un potencial que va más
allá de la institución política existente, e
incluso desafía la legitimidad de las instituciones
políticas y sociales. Por ejemplo, si no se les permitiese
a ciertas personas que expresen sus puntos de vista en los foros
tradicionales, digamos lo periódicos (por ejemplo, las
cartas al director), se podrían utilizar páginas
web o poner en marcha e-periódicos con el fin de
garantizar que su voz se escuche.[60]

Ese parece ser, hasta ahora, el espacio más
idóneo para escapar del verticalismo de las instituciones
del Estado y del control de los grupos de poder para impulsar con
mayor libertad la participación de los ciudadanos. Puede
decirse así, que nos encontramos ante formas de
participación que tienden a construir nuevos espacios para
el despliegue de las libertades humanas o para el encuentro de la
igualdad, donde las manifestaciones de la participación y
opinión pública son reveladas a través de
las llamadas redes sociales, instrumentos que cada día se
fortalecen. Estas son medios y espacios de alcance local y
mundial como E-ágora: "E-ágora, es un programa de
cooperación entre la Unión Europea y América
Latina. Su objetivo consiste en promover el uso de las
herramientas de la democracia local y en contribuir incrementar
la transparencia y la eficiencia de la gestión de los
gobiernos." [61]

En todo ese proceso que se está desplegando por
el planeta, debe permear la ética, como lo ha propuesto
Max Weber, quien hace alusión a la ética de la
responsabilidad. Ya que la mayor parte de las personas suelen
luchar por satisfacer sus intereses y sus necesidades
individuales antes que permitirse el sacrificio por los
demás. Esto es, en las actividades políticas la
ética poco florece; la política se basa en otro
tipo de valores. En todo caso deben atenderse las sugerencias de
algunos autores como Mauricio Merino quien dice que para
participar en política el ciudadano debe tener cuatro
virtudes básicas
:

Responsabilidad. Es la primera virtud
pública, tener ese principio intrínseco es
fundamental, hacerse responsable de sus actos frente a terceros
para garantizar la estabilidad en el gobierno representativo,
republicano y federal.

Tolerancia. Es el reconocimiento de las
diferencias de la diversidad de costumbres y formas de vida, que
en la actualidad no existe, cualquier persona puede opinar de las
relaciones públicas políticas, pero no existe la
idiosincrasia del respeto por las ideas, para una sana
convivencia, no existe el terreno propicio para garantizar la
democracia, equitativa y justa del respeto al derecho ajeno. Esto
es así porque la participación necesariamente se
construye a través del diálogo: de la
confrontación de opiniones entre varios individuos
independientes, que han decidido ofrecer una parte de sus
recursos y de su tiempo en busca de objetivos comunes. Aunque hay
que dejar claro que: "Tolerar no significa aceptar siempre lo que
otros opinen o hagan, sino reconocer que nadie tiene el monopolio
de la verdad y aprender a respetar los puntos de vista
ajenos".[62]

Solidaridad. Según Octavio Paz, la
solidaridad tiene que ver con la sobrevivencia de todos. Es un
esfuerzo de cooperación social y una iniciativa surgida de
la participación ciudadana para vivir mejor.

Justicia. Esta debiera ser entendida como el
derecho a obtener de los demás lo que a una persona o
grupo le corresponde por su participación en su conjunto
social.

Hasta aquí se ha tratado de rescatar los
elementos de la participación ciudadana. Se ha hecho un
breve esbozo de cuando empieza aparecer, ciertas corrientes y
autores sobre el tema en cuestión y una posible
alternativa para encontrar la esencia de dicho elemento dentro de
la democracia. Pero retomando el camino, el objeto central de
este trabajo, es acercarse al peso específico de la
opinión pública en los procesos electorales y, en
particular, en el ámbito local. Para ello, se resalta la
importancia de los instrumentos de la estadística y su
aplicación en un proceso de índole local
reciente.

Con ese ejercicio, se tiene en cuenta un factor de
primera importancia para estimular la opinión ciudadana,
la comunicación política. "La comunicación
política, dentro del contexto de una campaña, es la
actividad organizada y dirigida a transmitir un mensaje que
permita llegar a los electores con el propósito de influir
en ellos buscando persuadirlos, orientarlos, educarlos e
informarlos."[63]

Como ha quedado establecido, el concepto de
opinión pública abarca un contexto social y
político, que debiera buscar la estabilidad
política en esta entidad, pero ha faltado interés
por parte del gremio político para entender su
significado. La idea medular debe ir encaminada al desarrollo del
pueblo y para el pueblo, no a los intereses personales de los
actores políticos, que es lo que realmente sucede. La
opinión pública da cuenta de alguna manera del tipo
de participación de los ciudadanos, la cual responde a los
estímulos del tipo de comunicación del entorno
político donde se desenvuelve. Aquí los medios de
comunicación juegan un papel central. Mientras los
ciudadanos toman una actitud inercial, sin asumir su papel de
conductores de todo proceso político que los afecte, los
políticos actúan taimadamente logrando
confusión y cosechando a río revuelto en beneficio
propio y de sus padrinos políticos.

El ejercicio deberá caminar sobre dos variables:
la participación y el abstencionismo. A la postre, la
tarea es explicar las razones que subyacen en ambas direcciones,
mientras que se reflexiona, aunque sea de manera breve, sobre la
trascendencia de la comunicación política, en tanto
se considera el instrumento más recurrido de los
políticos para lograr sus objetivos: tanto para acceder,
como para conservarse en los diferentes espacios del poder
público.

En esta reflexión cobran mayor trascendencia los
medios de comunicación, porque se convierten en el
instrumento de la política que manipula o corrompe las
ideas o los hechos que se dan a conocer a la ciudadanía,
de una manera que se levante el raiting a favor de ciertos
actores políticos. El problema se centra en la falta de
cultura política que tiene la gran mayoría de
ciudadanos mexicanos, por lo que se dejan llevar por las ideas
selectivas o los hechos más expectantes. El
vehículo más socorrido en la actualidad por los
políticos es la televisión. De tal suerte, que se
puede hablar de video-política, un medio muy eficaz para
sesgar los procesos políticos, induciendo las opiniones,
creando seudo-acontecimientos o destruyendo personalidades
políticas. En la tv las noticias son interpretadas y
comentadas por periodistas y comunicadores sociales que son los
nuevos líderes de opinión, auspiciados por
políticos provenientes de diversos ámbitos, que son
ofertados como candidatos por los partidos que están
detrás.

Si bien, como dice Muro González: "Los medios son
canales de comunicación, los cuales en la sociedad actual
están representados por los medios masivos. También
medios efectivos para la comunicación política lo
son los mítines, las visitas domiciliarias, las visitas a
sitios públicos, etc."[64] Tanto la tv como
la radio representan una enorme ventaja para quienes acceden a
ellos, pues su alcance e impacto parecen insuperables, en los que
tiempo y distancia son factores que se convierten en
obstáculo económico para los
contendientes.

En la video-política, actores ajenos a la clase
política con valores anti-políticos ingresan en la
arena política por fuera de las estructuras partidarias;
combinando figuras, códigos y lógicas del mundo del
entretenimiento y del espectáculo en el ámbito
político. Esta es la nueva forma de hacer política,
dejar de lado los problemas que aquejan a la ciudadanía,
así como el apoyo y beneficio al municipio del entorno
social y principalmente la difusión de las ideas para
conseguir el bien común, a cambio de beneficios
particulares. El extremo se presenta como lo describe
Fernández Santillán:

Los propósitos de distorsión han llegado a
tal extremo que la opinión pública ha llegado a ser
confundida con lo que emiten los medios de comunicación,
verificando, al momento siguiente, por las "encuestas" que no son
más que un retorno pasivo del parecer de los radioescuchas
o televidentes que captaron el mensaje sin que esté haya
sido sometido a una verdadera y propia discusión libre de
la injerencia de intereses vinculados con el deseo de alcanzar
posiciones oficiales y las ganancias pecuniarias. La
confusión entre la "opinión pública y la
opinión publicada" es
evidente.[65]

Tal es el impacto de los medios masivos de
comunicación que traen como consecuencias que las plazas
llenas, la comunicación persona a persona, los volantes,
entre otros usos comunes de propaganda sean una excepción
de la agenda. Los tiempos pagados así como el que regala
el gobierno para inclinar la balanza, son los que deciden el
rumbo de las elecciones. Por ello el objetivo de este trabajo es
mostrar a través de las encuestas, llevadas a cabo de
manera científica, la forma en que los medios influyen en
el sentido del voto en el ámbito local. Para ese efecto
sirve como marco de análisis el proceso electoral de
cambio de gobernador de Zacatecas en el año 2010. Los
medios de comunicación, como se ha dicho, no pretenden
dotar a la sociedad civil de información objetiva, sino
predisponer a los potenciales votantes para que sufraguen a favor
de aquellos candidatos que garanticen sus propios intereses, es
decir, los del capital que representan.

CAPÍTULO III

Los medios de
comunicación, la política, la Reforma Electoral
(2004 – 2006) y más media

3.1 Los medios de comunicación y la democracia
deliberativa

Hoy en día, las clases políticas pretenden
hacer creer que el uso de los medios masivos de
comunicación conlleva de manera automática al
desarrollo de la democracia deliberativa. El problema es que se
trata de un uso unilateral que conviene tanto a los
políticos que ejercen el poder desde el Estado, como a la
clase económica que está detrás de ese
poder, donde se ubican también los mismos dueños de
los medios de comunicación. En esencia los medios se
convierten en un instrumento de comunicación y
difusión a favor de ciertos intereses y se alejan cada vez
más de su función informativa; en lugar de ser
creadores de cultura ciudadana, al incluir a las personas en la
deliberación de lo colectivo a partir de un modelo de
opinión pública, los subordinan mediante un
bombardeo que no permite réplicas ni
contra-réplicas.

Por el contrario, casi todas las formulaciones de la
democracia deliberativa se han hecho pensando en la idea de
ciudadanía organizada en la acción de grupos, o en
los procedimientos parlamentarios que deliberan sobre el bien
común. El ejercicio deliberativo se da entre una
categoría de ciudadanos a los que podríamos
denominar ciudadanos comunes, definidos como seres individuales
que pese a que no están organizados tienen un sentido de
lo público. En teoría todo se organiza en torno a
la premisa de que: "El Estado debe garantizar a todo ciudadano un
umbral mínimo de capacidades intelectuales y materiales
que le permita incorporarse al debate
público."[66] Lo que en realidad se queda
allí, en la teoría y en los discursos de quienes
hablan de construir la democracia.

No es posible tratar el tema de la deliberación,
en relación a la práctica de los medios de
comunicación, sin discutir los diversos sentidos que sobre
lo público han predominado en cierto espacio, a nivel
urbano televisivo y a nivel rural radiofónico, en donde
hay un evidente déficit de esfera pública que
está relacionado con la debilidad de la sociedad y la
excesiva presencia del Estado. Esa situación reduce al
electorado a ser un conjunto pasivo de receptores de mensajes,
como clientes cautivos de determinados oferentes de propuestas
políticas, ¿cómo podemos generar una cultura
democrática deliberativa?, es necesario contar con una
idea mínima de lo que entendemos por deliberación,
como lo propone Julio Montero cuando afirma:

Frente a quienes piensan que la vida política
solo puede consistir en una lucha por el poder entre bandos
rivales que intentan imponer a los demás sus propios
intereses, los teóricos de la democracia deliberativa
sostienen que aun en una sociedad pluralista es posible alcanzar
un entendimiento respecto del bien
común…[67]

Porque es cierto que el debilitamiento de lo
público pone en peligro la noción misma de
ciudadanía, y los políticos neoliberales, mientras
tanto, se esfuerzan en promover la desregulación, el
adelgazamiento del Estado y la ausencia de garantías
legales; además de la privatización de lo
público han efectuado el desmantelamiento del Estado de
Bienestar. La máxima expresión de la crisis es no
poder invocar con éxito el principio de legalidad. Se
olvida que el Estado debe ser el garante de la dimensión
pública donde el ciudadano sea entendido como un sujeto no
solamente de derechos políticos, sino sociales y
económicos. También es cierto que:

Lo que nos conduce al bien común es el debate
público, un rasgo compartido por todas estas concepciones
es la tesis de que los asuntos políticos relevantes deben
ser decididos mediante un intercambio regulado de razones a favor
y en contra en el que todos los ciudadanos expongan y defiendan
argumentativamente propuestas surgidas de sus propias
necesidades.[68]

Y ahí está la esencia de la cultura
deliberativa: lo público como una erudición
política ciudadana. Una de las debilidades más
grandes del tejido social en nuestras sociedades y en espacios
como Zacatecas es la ausencia de una verdadera cultura
política entre sus ciudadanos. En una visión
paternalista, el Estado lo ha sido todo y al mismo tiempo no ha
sido nada. Es decir, es identificado como el gran proveedor, pero
ha fracasado en esa tarea y en el camino no ha fortalecido sino
debilitado a la sociedad civil. En esta noción de lo
público se busca poner en relación las
instituciones y la vida cotidiana; podemos sostener que en la
actualidad

El clientelismo y paternalismo no han desaparecido con
toda esta modernidad emergente, curiosamente han adquirido otra
forma, se han transformado, ampliado ambos vicios
políticos, por así llamarlos, proponiéndolos
a virtudes se han ampliado y diversificado, adquiriendo
modalidades, a veces sorprendentes, como las asociadas a la tele
política y al neopopulismo de la imagen
televisiva.[69]

Como corolario para Zacatecas resultado del
monólogo del Estado, es que muestra graves problemas de
exclusión social, no solamente en términos
raciales, étnicos, religiosos y de género, sino que
tiene expresión también en la inequidad de
oportunidades de ingreso, de acceso al conocimiento, a la cultura
y ahora hasta a la tecnología, por la cual parece que
pasará en el futuro inmediato la línea de los
excluidos, lo que de ninguna manera va con los principios de la
democracia deliberativa.

Los teóricos de la democracia deliberativa
sostienen que, la disparidad de capacidades intelectuales y
recursos económicos entre los miembros de una sociedad,
indefectiblemente distorsiona los resultados de la
deliberación, es esencial incorporar a las precondiciones
de esta, no solamente los clásicos derechos civiles y
políticos, sino también los derechos
económicos y sociales, destinados a asegurar a todos los
individuos una dotación de recursos que les permita vivir
una vida digna.[70]

3.1.1 Relación de lo público
con la idea de la democracia deliberativa

Indudablemente, la reflexión sobre el modelo
deliberativo no puede estar disociada de una determinada
concepción de lo público que acaba dándole
forma en la práctica, de ahí que uno de los temas
más importantes al pensar la deliberación sea el de
lo público.

Podemos decir que en Zacatecas se desconoce la idea de
lo público como demanda de comunidad, la
deliberación resulta obstaculizada porque la
búsqueda de identidad en el hogar público no hace
referencia al pluralismo y a las asimetrías entre los
grupos integrantes de la sociedad, aspecto necesario para la
deliberación; la comunidad está más
interesada en los supuestos lazos de unión que en el
abierto debate de las discrepancias. Mientras no se reconozcan
las diferentes necesidades de la población, mientras se
ignore aquella realidad, será difícil encontrar
puntos de unión, ello es un imperativo porque "La
democracia deliberativa debe satisfacer las demandas de igualdad
relativas a la participación efectiva al menos hasta el
punto en que ningún ciudadano sea tan pobre como para no
poder influir en los resultados del debate o evitar la
exclusión."[71]

La idea de lo público como la necesidad de tener
una cultura política fuerte de la ciudadanía es la
que tal vez más directamente está relacionada con
la idea de la deliberación, es donde las debilidades de lo
público afectan más a la deliberación y esa
precariedad es más imperceptible porque obedece de lo
público a una cultura, a una forma de relacionarse con los
otros y con el mundo. Problemas como el clientelismo y el
mercadeo político, que son en parte la urdimbre
política tradicional, impiden la verdadera
inclusión en la participación para la
deliberación ciudadana y postergan aun más la
construcción de una ciudadanía autónoma y
responsable. En la tarea de destruir esa urdimbre se necesita el
concurso de todos aquellos que desde el Estado cargan con la
responsabilidad de darle rumbo a la democracia, como lo aconseja
Guadalupe Góngora Hernández:

Aquellos que puedan participar de la deliberación
democrática y que puedan contribuir a la
conformación de la opinión pública,
incluyendo especialmente a los miembros de los tres poderes del
Estado, a los representantes de partidos, a los responsables de
los medios de comunicación y a los activistas y militantes
políticos y organismos no gubernamentales, deben proveer
el cumplimiento del principio de
inclusión.[72]

La discusión en los mas media debe ser entendida
como un método y una filosofía de trabajo, donde la
opinión pública sea orientada a la
construcción de la esfera pública a partir de la
extensión de la deliberación, a través de
estrategias de participación ciudadana en debates
convocados por los mas media y principalmente por los actores en
los procesos electorales -que es su obligación
intrínseca con base en los principios que profesan o
señalan—. Pero los medios hierran hasta en las
técnicas de informar tratando de no perder tiempo para la
ganancia: "Ese tiempo no se utiliza para informar al
público, para educar al público, se utiliza para
hacer anuncios con el machote de cualquier anuncio
publicitario."[73]

La tarea de estos medios debe consistir en someter a la
práctica deliberativa al ciudadano común para
formar la opinión pública a través de
sujetos no organizados, espectadores de los medios que en un
momento dado están dispuestos a convertirse en un
público activo. Esto tiene que ver con personas que ven la
televisión, escuchan la radio y leen periódicos
—potencialmente son miembros activos—. Se entiende
que los ciudadanos públicos se construyen por el
desacuerdo y la discusión sobre un asunto en concreto. Por
eso estamos hablando centralmente de un problema de
opinión pública, ya que implica que un asunto
polémico active al público para el debate y
quizás para la búsqueda del consenso.

Cierto, es difícil la tarea de justificar y
promover la democracia deliberativa, vinculada a la
formación del juicio público, teniendo en el centro
a la ciudadanía objetando por el bien común para
superar el abismo entre las decisiones de los líderes y
las expectativas ciudadanas, pero los líderes y expertos
deben comenzar a aprender que, a partir de las expectativas de
los ciudadanos, los medios de comunicación no deben
depender tanto de las visiones de los expertos para la
presentación de las informaciones y de los temas de
discusión, principalmente deben identificar las
preocupaciones de lo público común, porque si no,
la democracia deliberativa no va ser realmente
posible.

Para edificar una verdadera democracia deliberativa a
largo plazo -pues cuantos más ciudadanos puedan tener
acceso al debate tanto mayor será la transparencia del
manejo de los asuntos del Estado y el carácter
público de las decisiones adoptadas—, es necesario
incentivar al público, limitar el número de temas a
los cuales se les puede presentar atención al mismo
tiempo, plantear la discusiones en torno a opciones, discutir
sobre los valores involucrados, evitar la pereza en la
confrontación de ideas y dedicar un lapso generoso a la
reflexión y discusión sobre los temas de
interés general.

Como consecuencia de ello, las oligarquías
políticas fundadas sobre la concesión de prebendas,
el nepotismo, el clientelismo, el manejo del monopolio de los
medios masivos de comunicación, las sociedades formadas
entre mafias de diverso índole, las clases gobernantes y
los actos de corrupción que son moneda barata en el
ámbito político actual, irán cediendo
terreno ante una ciudadanía dispuesta a darse a sí
misma su propia ley por el camino de la deliberación para
conseguir el bien común hasta lograr la democracia
deliberativa anhelada para nuestro Estado.

A continuación se hace el señalamiento de
algunos antecedentes que tienen que ver con la democracia
deliberativa, que se queda solamente con la manipulación
de los medios a favor de cierto actor político, ya que en
los últimos procesos electorales que se han llevado a cabo
para el cambio del titular del poder ejecutivo federal se ha
venido la gran influencia de los medios masivos de
comunicación en los resultados electorales, debido sobre
todo al también enorme margen de discrecionalidad con el
que todavía se contaba para contratar tiempo por parte de
partidos y candidatos. El resultado fue la mayor ventaja para los
partidos y candidatos que de la misma manera podían
acceder a los recursos sin límite. Se evidenció
así, de manera reiterada, la necesidad de un marco
jurídico que acotara la discrecionalidad y dotara de
condiciones más equitativas a los contendientes
políticos.

Después de las polémicas elecciones del
2006, ganadas por el PAN, el IFE ofrece instrumentar la Reforma
política en el COFIPE, la argumentación sostiene
que:

Uno de los ejes primordiales de la reforma electoral
2007-2008 fue el diseño de un nuevo modelo de
comunicación entre la sociedad y los partidos
políticos, en el cual el IFE es la autoridad única
para la administración del tiempo que corresponde al
estado en radio y televisión (TV) para fines
políticos-electorales[74]

A partir de esta Reforma los partidos y candidatos solo
podrán disponer de ese tiempo que le corresponde al
Estado. No obstante que la razón de ser de la
innovación supone la mayor equidad para candidatos y
partidos, y entre todos pueden contar con una ciudadanía
mas informada a efecto de que participe conscientemente en la
política, en realidad no se ha avanzado gran cosa porque
se sigue dando la inequidad de difusión en los mensajes de
los partidos o actores políticos, pues quien cuente con
capital podrá hacer uso de los mas media, generando
apatía electoral como se muestra en la cita
siguiente:

Los medios de comunicación masiva se identifican
como generadores de actitudes abstencionistas entre la
ciudadanía. Según esta percepción, los
medios, al difundir ampliamente una visión negativa de la
política, provocan sentimientos de rechazo o indiferencia
ciudadana hacia lo que sucede en el juego
político-electoral[75]

Y es que no se ha llegado a formar un modelo de
participación política para el fortalecimiento de
la democracia. Se actúa desde el estado de no lesionar
privilegios, se trata pues de parches al sistema político
que no van más allá de simples tapabocas con fines
propagandísticos. Conviene escuchar la opinión de
los estudiosos:

Habermas se aparta de los teóricos participativos
como McPherson, Fromm, Rogers y Dahl, han centrado su
reflexión en la creación de interesantes modelos
organizacionales de participación política y
social, los cuales, sin embargo, han tenido escasa resonancia
intelectual y política. Habermas, en cambio, ha orientado
sus esfuerzos a mostrar las potencialidades ínsitas en los
procesos comunicativos, pues mientras no haya consenso sobre la
necesidad de realizarlos la discusión sobre los modelos
organizacionales resulta prematuro. Habermas reconoce que en las
sociedades contemporáneas las tendencias elitarias y
directivas son las predominantes, tanto a nivel político
como social. Las formas organizacionales serán el
resultado de los propios procesos de
participación.[76]

Quienes proponen y actúan son las elites mientras
que los ciudadanos son vistos como meros espectadores, como se
muestra en el siguiente comentario, se busca consolidar el Estado
como un objeto participativo en la deliberación de la
ciudadanía para conseguir el bien común.

Al igual que Kant, Rawls entiende el contrato en
términos teóricos y no reales, es decir que
considera la situación originaria (Estado de Naturaleza) y
el contrato originario debe ser entendido como una
situación ideal, que permite encontrar las condiciones
optimas racionales para el establecimiento de una sociedad con
unos principios de justicia que sean aceptados por los individuos
contractuales.[77]

Pero, haciendo un paréntesis, el Estado ha
fallado en propiciar esas condiciones equitativas, por ejemplo,
permite los precios excesivos de productos tan necesarios como
los medicamentos, en México, comparado con otros
países, estos artículos son demasiado costosos. El
escritor Carlos Fuentes y el historiador Enrique Krauze coinciden
con el término de Estado fallido en relación con el
teorema de la imposibilidad.

En el teorema de la imposibilidad, en el cual se
cuestiona la efectividad de regla de la mayoría para la
toma de decisiones sociales estudiando algunas normas de
agregación de las preferencias individuales (valores,
votos) donde la regla de la mayoría sólo fuera una
de las opciones, obtuvo resultados sorprendentes, pues concluyo
que no existe ninguna norma de agregación que cumpla
algunas condiciones axiomas que, por separado parecen muy
favorables. [78]

Ahora, retomando el tema de estudio, se presentan
algunos antecedentes importantes que caracterizan nuestro sistema
electoral y que contribuyeron a un cambio significativo, estas
referencias, en primera instancia, tienen que ver con la
formación de la opinión pública acotada por
el marketing electoral en Estados Unidos.

Otra fórmula clásica del marketing
electoral televisivo, el debate, se estrena en la campaña
de 1960 con el cara a cara de John F. Kennedy y Richard Nixon. A
partir de aquí, la televisión se convierte en el
medio-estrella de las campañas políticas, acogiendo
incluso formatos como los programas no estrictamente
políticos -por ejemplo, tertulias, o programas centrados
en la vida privada de los candidatos-. La pequeña
pantalla, crucial en la personalización de la
política, influye tanto en la forma (potenciando lo
superficial: apariencia física, comunicación no
verbal y otros atributos de la imagen del político), como
en el fondo básicamente, la simplificación de los
contenidos -derivada de los formatos televisivos- y la
explotación de espectáculo y la banalidad- detalles
de la vida privada de los
candidatos.[79]

Como se señala anteriormente, la
televisión tiene un gran porcentaje de manipulación
en los ciudadanos en virtud de que puede sacar a la luz las
deficiencias de cada uno de los candidatos proyectados en las
imágenes, dejando de lado el discurso para empobrecer las
ideas lo que nos lleva a conocer un antecedente de la
formación de la opinión pública en nuestro
Estado, El Pasquín que: estás cambiando de tema,
¿hablas de la televisión o del pasquín?,
aunque tengan relación en cuanto a ser medios
comunicativos hay un corte de ideas que debes
acomodar.

Ha sido considerado por la historiográfica como
el que realizo el mayor esfuerzo de modernizaciones
económica, política, social y cultural de Zacatecas
en esa época. El pasquín fue una de las formas de
difusión de la información, todavía muy
utilizada después de la independencia, se trataba de un
escrito anónimo, redactado a mano, en hojas
pequeñas, que era colocado en las paredes de las calles o
pasado de mano en mano.[80]

Nace el interés en la promoción de la
prensa con el objeto de obtener la información existente,
había que enterarse de lo que pasaba a través de
nuestro entorno local, nacional e internacional. En particular,
los ciudadanos deben tratar de elevar a las autoridades sus
opiniones, críticas y sugerencias sobre los asuntos
públicos del día. Por eso, los miembros de esa
comisión y otros de los socios también colaboraban,
a título personal, en la creación y
redacción de otros periódicos locales para
contribuir en la creación de la voz
pública.

Con esta forma de expresión el autor de las
pesquisas hacía fuertes críticas a los
españoles y al saqueo de capitales que en ese tiempo se
llevaban a cabo. Además, criticaba también al
Congreso por la poca atención que parecía poner en
tales acciones, la voz anónima genera la creación
del primer periódico del estado que ocurrió de
manera paralela a la instalación de la Sociedad de Amigos
en 1824 del primer periódico: "El correo político y
literario de Zacatecas".

El correo fue publicado dos veces por semana durante
cuatro años, entre 1825-1828. Las secciones que
contenía fueron las siguientes; Poder Ejecutivo de la
Federación, Congreso General Mexicano, Congreso Local,
Sociedad Patriótica, Noticias Extranjeras, Noticias
Nacionales y la sección donde se publicaban las cartas
enviadas por los lectores. De los 300 ejemplares que se tiraban,
100 se quedaban en la Ciudad de Zacatecas, 50 se vendían,
50 se daban gratuitamente y los 200 restantes se repartían
en los diversos partidos mediante suscripción, la que
constaba nueve pesos al año dentro del estado y doce fuera
del mismo.[81]

Otro elemento importante que se rescata fue la lectura
en voz alta del periódico, modalidad bastante practicada
en aquella época, una manera de multiplicar el
conocimiento de las noticias, las ideas, las opiniones y la
propaganda política. Según lo contempla la autora
Rosalina Zúñiga —y la historia—,
resulta curioso corroborar que existía un gran
analfabetismo, y a través de leer en voz alta en los
espacios públicos, la gente escuchaba o se interesaba en
el relator: "Los periódicos no fueron los únicos
productos de la imprenta ni tampoco los únicos impresos
que hicieron posible la difusión de la información
y la creación de un espacio público que
tenía como base la palabra escrita;"[82] a
través en el quehacer cotidiano de esta difusión se
hacía partícipe a la ciudadanía de los
acontecimientos para involucrarla en el quehacer cotidiano y en
lo que pasaba en el mundo, un aspecto muy importante.

Obstáculo ¿qué se buscaba en los
periódicos?, la difusión de la ideas, la
creación de espacios públicos o generar una cultura
política participativa interesada por el quehacer del
gobierno, —bueno, si las elites pudientes querían
que se escuchara la voz del pueblo—. En ambos
párrafos hay corte de ideas…parecen forzados, falta
conexión.

Dejando de lado el breve comentario de ciertos
acontecimientos en el pasado de la formación de la
opinión pública que va de la mano con la
deliberación de la ideas, nos adentramos al estudio de la
Reforma de 1977 que se centra en incorporar las minorías a
la Cámara de Diputados mediante la figura de los diputados
de representación proporcional y la ampliación a
400 del número de legisladores, así como la
flexibilización del otorgamiento del registro a los
partidos, de este modo empieza a plasmarse en nuestra Ley la
opinión pública y a generarse una serie de
innovaciones que fructifican en la democracia de
México.

La Reforma de 1977 tiene como contenido (propuesta:
contexto) la matanza del 68 y lo ocurrido el 10 de junio de 1971
así como varias insurrecciones regionales, sobre todo en
Guerrero; en tal escenario es evidente que el gobierno y el PRI
no pueden ejercer un poder casi absoluto sin compartirlo
realmente con la oposición. Esta Reforma define a los
partidos políticos como entidades de interés
público y se determina que reciban un financiamiento del
erario para editar las publicaciones que deben emitir
según la Ley.

"Diez años después, con la reforma
electoral de 1987, el financiamiento público a los
partidos políticos ya no solo fue para tareas editoriales,
sino también para sus actividades ordinarias y de
campaña."[83] Se decide dar más
recursos económicos a los partidos, —que en vez de
ayudarlos los perjudica por el hecho de que se empiezan a
corromper no por el poder sino, más bien, por el
dinero—. Ello crea condiciones para que se vaya generando
un creciente distanciamiento entre las elites dirigentes y sus
bases, al igual que la política se convierten en un juego
de concertaciones populares cada vez más al margen de la
necesidad de las masas. En su juego quedan atrapados incluso los
partidos de izquierda, las convicciones de los militantes y
líderes los impulsan para hacer campaña de
difusión y aglutinamiento, región por
región, incluso casa por casa; el dinero para acceder a
los medios no existía, pero había ideales y
lealtad. ¿Los partidos de izquierda hacen el bien o se
corrompen?

Para el año 1990 nace el Código Federal de
Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), donde se
plasma la creación del Instituto Federal Electoral como un
organismo con personalidad jurídica y patrimonios propios,
depositario de la autoridad electoral y cuyo resurgimiento
representa un notable avance; ya para el año 1994 se da un
paso importante: se consolida el IFE, los partidos
políticos quedan con un solo representante y dejan de
tener voto, aunque conservan su voz.

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